domingo, 15 de mayo de 2011

Poesía a una mujer desconocida desesperada

Jugaba la tarde con los colores,
yo en la vereda con mi escoba
haciendo mi parte de los labores.

De repente unos pasos y una mirada
me hicieron dejar mi tarea
y así la veo como si nada
con la vista perdida en la vereda.

Y la veo pasar con su perro en brazos,
aturdida,
sollozante,
temerosa y a la vez temeraria
como quien busca un recuerdo
para olvidarlo y seguir con su vida.

Era la segunda vez que la veía
en ese estado melancólico
de agonía.
¿Qué le causó tal dolor?
¿Por qué huye del día
con su perro en brazos?

Impotente, la veía pasar
y cruzar calles sin rumbo
sabiendo que a su destino anhelado
no se llega con caminar.

No sé dónde ha ido,
no sé si ya volvió,
sólo espero que no se pierda
entre las calles y la memoria,
y que lo que sea que recuerda
no la convierta en escoria
para ella misma y su persona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario